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La literatura está escrita sobre unos pocos temas básicos: el amor, la muerte, la codicia o la venganza. Sobre ellos se elaboran tramas, se escriben historias y se componen argumentos. Luego es el talento del escritor el que los sitúa en la época y en lugar correspondiente para que sus obras sean originales y las distinga de cuanto se haya escrito antes.
El Conde de Montecristo es una historia que habla de amor, de muerte, de codicia y, sobre todo, de venganza.
Escrita en 1844 por Alejandro Dumas y su principal negro literario Auguste Maquet, se publicó a lo largo de 18 entregas en los dos años siguientes.
La historial real en la que está basada
Se ha escrito mucho sobre los colaboradores literarios de Alejandro Dumas. Algunos creen que llegó a tener hasta 63 negros literarios que escribían las obras que él luego pulía, les daba su estilo y luego firmaba.
Hay una famosa anécdota que se cuenta sobre los escritores Dumas, padre e hijo (este último autor de La Dama de las Camelias).
”¿Has leído ya mi último libro? -le preguntó Dumas padre a su hijo.
“Sí, ¿y tú?”.
Para escribir El Conde de Montecristo, Alejandro Duma se inspiró en las memorias de un tal Jacques Peuchet. Este hombre narraba la historia de un zapatero al que se conocía por François Picaud. Viviendo en París, Picaud se comprometió con una mujer rica, pero cuatro de sus amigos se confabularon para acusar al zapatero de ser espía de los ingleses. Encarcelado durante siete años, allí conoció a compañero muy enfermo que, ya moribundo, le confió dónde estaba enterrado un tesoro en Milán.
Tras ser liberado de la cárcel, hacia la ciudad italiana se dirigió Françoise Picaud para rescatar el tesoro, y volvió a París rico y dispuesto a ajustar cuentas con aquellos que le enviaron a prisión. Su venganza le llevó diez años.
Los motivos por los que Maquet no apareció como coautor
Auguste Maquet fue un profesor de historia francés nacido en París el 13 de septiembre de 1813. La relación profesional entre Dumas y Maquet comenzó cuando Alejandro retocó una obra teatral del profesor que llevaba por título La Noche de Mardi Gras, y que sería estrenada bajo el nombre de Bathilde y convertida en un gran éxito.
Lo mismo ocurrió con la novela escrita por Maquet El caballero de Hammental. Para entonces el editor consideró que una obra firmada por Alejandro Dumas en solitario alcanzaría un mayor éxito comercial.
Maquet accedió, a cambio de recibir mucho dinero, y a partir de ahí el antiguo profesor de historia escribió muchas obras que luego, tras ser pulidas por la pluma de Dumas, eran editadas con la autoría exclusiva de Alejandro.
De esta colaboración salieron obras ya universales como la citada El Conde de Montecristo y Los tres mosqueteros.
De la primera obra, el nobel de literatura Gabriel García Márquez dijo que era la novela que le hubiera gustado escribir.
El método de trabajo que seguía esta colaboración entre Dumas y Maquet se basaba en que el antiguo profesor organizaba la trama, disponía la estructura del argumento y componía el primer borrador.
Dumas después depuraba el texto, eliminando ideas o escenas, añadiendo o enriqueciendo la historia y, por supuesto, dándole su toque de autor muy dotado.
Aquellas colaboraciones literarias eran pagadas según las líneas de texto, y las remuneraciones se repartían entre Dumas y Maquet, pero siempre beneficiando más a Alejandro.
Tras diez años de asociación literaria, Maquet dejó de seguir colaborando con Alejandro Dumas y decidió probar como autor independiente de obras teatrales. Pero nunca tuvo éxito.
También Dumas se resintió de la marcha de su negro literario mejor dotado, y las obras que no contaron con la ayuda de Maquet nunca alcanzaron ni la calidad ni el éxito de El Conde de Montecristo o Los Tres Mosqueteros.
Maquet acabó demandando a Dumas para que compartiese con el profesor los beneficios económicos obtenidos por los éxitos literarios de Alejandro, pero el juez sentenció en su contra al considerar que el alma literaria de esas obras eran mérito del talento literario de Dumas.
De qué trata El Conde de Montecristo
Edmundo Dantes llega a Marsella con la idea de casarse con la hermosa Mercedes. Sin embargo, la envidia hace que un grupo de amigos le traicione acusándolo con pruebas falsas de ser espía de Napoleón.
Encarcelado durante 13 años en la prisión de If, al borde del suicidio y de la desesperación, conoce al abate Faria, hombre culto y sabio que le instruirá en las artes de la vida y de la ciencia y que, al borde de la muerte, le confía el sitio donde hay un tesoro inmenso.
Tras la muerte de este, y ocupando el puesto de su cadáver que fue arrojado al mar, logra zafarse de las cadenas que lo atan, y consigue recuperar el botín, adquirir la identidad del Conde de Montecristo y urdir una venganza para acabar con el prestigio social y la holgura económica de quienes lo traicionaron.
Personajes principales de El Conde de Montecristo
Edmundo Dantes es el protagonista traicionado por sus amigos que consiguen poder y posición social de a su costa y que, tras un golpe de la fortuna, urde un plan para vengarse de quienes le traicionaron.
Abate Faria: sacerdote y sabio italiano que actúa de mentor de Edmundo cuando este está al borde de la desesperación. Antes de morir, le indica donde puede hallar el tesoro.
Mercedes Herrera, condesa de Morced y la mujer con la que se iba a casar Edmundo antes de ser traicionado. Tras el encarcelamiento de este, se casará con Fernando con quien tendrá un hijo.
Fernando de Morcef, conde de Morcef. Traiciona a Edmundo y se casará con Mercedes.
El conde de Montecristo es un novela muy extensa y llena de personajes que la enriquece, con sus subtramas e historias independientes.
Adaptaciones al cine
En 1922 se realizó una adaptación de El Conde de Montecristo protagonizada por una de las estrellas del cine mudo del momento como era John Gilbert.
En 1934 Robert Donant protagonizó la versión dirigida por Rowland V Lee y Wilfred Lucas. En 1975 Richard Chamberlain protagonizó otra adaptación de la historia.
La Venganza del Conde de Montecristo de 2001, de Kavin Reynolds, y protagonizada por James Caviezel, Guy Pearce y Richard Harris.
Además de estas conocidas, a lo largo de los años se han estrenados distintas versiones de la novela, tanto para cine como para televisión, con resultado desigual.
Lo que está claro que el cine no ha logrado nunca acercarse al alma, el ritmo y la pasión de la fuente literaria original escrito por Alejandro Dumas.