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El ser humano siempre ha buscado nuevas formas de contar historias, expresar emociones y sentimientos a través del arte. Con las canciones, con las películas, con los cuadros o con la literatura, nuestra experiencia sobre el mundo que nos rodea se expande y se hace mucho más comprensible. Somos capaces de vivir mil vidas más allá de las nuestras cuando estamos leyendo un libro, viendo una serie o jugando a un videojuego. Y cada arte, cada disciplina, tiene sus propias reglas, sus propios preceptos particulares, para conseguir que la experiencia sea completa y distinta. De hecho, las adaptaciones cinematográficas de novelas, tan de moda últimamente, son experiencia totalmente diferentes a leernos esas mismas novelas. Ni mejores ni peores, simplemente algo distinto, porque el medio en el que se desarrolla la historia también lo es. Por eso se hace tan interesante indagar en cada disciplina y en cada arte, en busca de las mejores obras que se hayan creado.
El cómic tiene una historia no demasiado larga, pero aun así, mucho más que las del cine, la televisión o los videojuegos. El arte de contar una historia a través de viñetas se ha hecho mucho más popular en el siglo XX, y hoy por hoy es un divertimento social por derecho propio. A veces, las tiras cómicas se relacionaban con los más pequeños, por ese humor que desprendían. Sin embargo, los cómics y las historietas de hoy en día pueden llegar a ser tan profundos como la mejor novela o la película más dramática. El género se ha extendido muchísimo, y eso nos ha permitido encontrar en las librerías todo tipo de historias, más adultas y complejas, sin olvidarnos de las más cómicas. Mientras esas historias independientes se hacen más populares e importantes, las famosas tiras cómicas que se incluían en periódicos y revistas se están perdiendo definitivamente. Es un problema del propio medio donde se incluían, la prensa escrita, que está dejando de tener sentido en esta era de Internet. Sin embargo, basta con echar la vista atrás, no muchos años, para encontrar verdaderas joyas dentro de este género, como las viñetas de Clara de noche publicadas por El Jueves.
La revista satírica El Jueves
El Jueves es, sin dudas, la publicación satírica más importante que ha aparecido en España, al menos en el siglo XX. Surgió en 1977, en los primeros años de democracia en el país ibérico, tras la muerte del dictador Francisco Franco. Con un fuerte componente de actualidad y polémica, la revista seguramente habría sido censurada en otros tiempos. La llegada de la libertad de expresión tampoco ha impedido que la publicación siempre haya estado rodeada de polémicas, con censuras de todo tipo e incluso demandas judiciales. El semanario de humor siempre se ha reído de todo el mundo, y ha permitido, en buena manera, que la libertad de expresión y la crítica social se hagan fuertes en un país muy necesitado de este tipo de cosas tras una larga dictadura. El carácter irreverente y polémico de El Jueves se muestra a la perfección en la serie de viñetas Clara de Noche.
Las aventuras de la ardiente Clara
En el año 1992, los guionistas argentinos Carlos Trillo y Eduardo Maicas comenzaron a publicar unas tiras cómicas para adultos, con la ayuda del dibujante español Jordi Bernet. La historieta llevaba por título Clara… de noche, y contaba las desventuras de una prostituta callejera llamada Clara, que tenía que salir adelante con su pequeño hijo Pablito. La tira normalmente consistía en doce viñetas que contaban una historia autoconclusiva, protagonizada por la exuberante Clara. También aparecían otros personajes, como el pequeño Pablito, su perspicaz hijo, y algunas de sus amigas, también prostitutas, así como los diferentes clientes que eran atendidos por Clara.
La publicación se hizo muy popular apareciendo en la revista El Jueves en España, y en el suplemento NO, del diario Página 12. Se trataba de una historieta para adultos con un gran poso sexual en las viñetas, desnudos de todo tipo y situaciones duras con respecto al trabajo de la protagonista. Clara estaba basada en la famosa modelo pin-up Bettie Page, aunque sus curvas eran más pronunciadas. Su sensualidad quedaba patente en cada una de las viñetas, y se la mostraba como una chica desacomplejada que intentaba sacarle partido a su cuerpo, disfrutando de su trabajo, aunque no siempre fuera tan agradable… Las aventuras de Clara se publicaron durante más de veinte años tanto en el suplemento NO como en El Jueves, convirtiéndose en una de las tiras más populares y aplaudidas de ambas publicaciones.
Una representación divertida del trabajo sexual
El tono de las historias que se solían representar en esta tira ilustrada era cómico y divertido. Clara era una trabajadora sexual y se divertía mucho en su trabajo, aunque también sufría conflictos por todo lo que conlleva ser una prostituta. Esto se denota especialmente en el personaje de su hijo, el pequeño Pablito, que no entiende muchas de las cosas que pasan a su alrededor. Clara tiene que sacar a su hijo adelante y considera que entregarse al sexo con los hombres que puedan pagarla es la mejor opción, pero vive señalada y marginada por la sociedad. A pesar de ser una mujer liberal, culta, divertida, inteligente y atractiva, los demás solo ven en ella a una prostituta.
Este tipo de conflictos aparecen fugazmente en algunas viñetas, aunque no se ahonda demasiado en ellos. El tono jocoso suele imperar en la representación de las historias sexuales, elevando a Clara a un ejemplo perfecto de lo que se conoce como “puta feliz”. La chica ha decidido sacarle partido a su cuerpo y utilizarlo para ganarse la vida, como hacen tantos otros. Los autores se esfuerzan en humanizar al personaje de Clara, más allá de convertirla en un icono sexual. No es solo una chica a la que le gusta entregarse al placer. Tiene miedos, dudas y a veces incluso temores sobre el trabajo que está llevando a cabo. Pero el amor hacia su hijo y la necesidad de salir adelante la empujan a seguir entregándose en el sexo, incluso cuando los clientes no son tan agradables como quisiera…
Polémicas en torno a la historieta
Aunque la historia surgió ya cuando las publicaciones eróticas estaban bastante asentadas a ambos lados del charco, Clara trajo consigo muchísima polémica. Ya en su momento, en los 90, se tildaba a la historieta de ser machista por mostrar el cuerpo de una mujer como algo vulgar y que se puede comprar. El hecho de que la tira no ahondara en los problemas subyacentes de la prostitución, como la explotación sexual o el abuso, también fue duramente criticado desde ciertos sectores. De cualquier forma, el comic se convirtió en todo un fenómeno popular, y en España y Argentina, la sugerente Clara se ha convertido en todo un icono sexual. Es una de las pocas historietas eróticas que han logrado tener tanta fama, e incluso ha llegado a editarse un álbum completo con todas las viñetas, después de su final.