La gula siempre ha sido uno de los pecados menos importantes, porque al final todos disfrutamos muchísimo de la comida y queremos ser auténticos gourmets gastronómicos, probando diferentes platos, conociendo las culturas gastronómicas de otros lugares cuando viajamos a ellos… La gastronomía también va cambiando con el tiempo, y en cada época hay cierto tipo de restaurantes que se podría decir que están de moda. Hoy, esas modas se mueven a través de Internet y de las redes sociales, que son el caldo de cultivo de los llamados Food Lovers o amantes de la comida. Gracias a las fotos y a las stories de Instagram no solo sabemos lo que come todo el mundo, sino que también descubrimos nuevos platos, nuevas recetas, nuevas formas de disfrutar de la comida y la gastronomía.
Tanto es así que el mero hecho de fotografiar comida ya sea ha vuelto tremendamente popular, especialmente entre los jóvenes, que casi no saben comerse nada si antes no le han sacado una foto para subirla a sus redes sociales. La tendencia se ha ramificado en diferentes movimientos, desde los realfooders, que solo comen alimentos naturales no procesados, hasta los que buscan las hamburguesas más grasientas y suculentas, pasando por el auge del vegetarianismo y el veganismo en estos años. Todo a través de las redes sociales, que están cambiando la percepción de la sociedad en muchos aspectos, y están haciendo de las fotos de comida, como de los videos de gatitos en Youtube, una especie de tendencia que aúna el gusto de todos en este nuevo siglo.
Por qué triunfa en redes este tipo de fotografías
Ocurre con estas fotos lo mismo que con las de los monumentos. Se crean primero para mostrar a los demás lo que somos, lo que estamos comiendo en este caso, para provocar ese punto de envidia y mostrar también una imagen de poderío, incluso económico, si las fotos son en restaurantes caros. Las hacemos para presumir, porque luego vemos las de nuestros amigos y conocidos en redes y nos provocan precisamente ese mismo efecto. Una foto de un buen chuletón o de un postre tampoco tiene nada de especial, pero es cierto que dentro de esta nueva tendencia, las fotografías de comida son parte de la imagen que proyectamos hacia los demás, una parte que además tiene mayor importancia de la que creemos.
Consejos para fotografiar comida
De acuerdo, estas fotos están de moda y son las que más likes acumulan en las cuentas de las redes sociales. Incluso nosotros hemos hecho nuestros pinitos, después de cocinar una buena tortilla o de estar en ese restaurante de lujo para comer ese plato que desde luego lucía mejor en nuestra cuenta de Instagram de lo que sabía al probarlo. Pero, ¿cómo conseguir auténticas fotografías de comida que valgan la pena? Hay algunos trucos para lograrlo, como por ejemplo no sobrecargar demasiado la foto con muchos platos diferentes (una por cada plato sería lo correcto), utilizar una buena perspectiva para que se vea bien el plato, ya sea cenital o de lado, y por supuesto, no pasarnos con los filtros, porque queda como algo totalmente antinatural si lo hacemos así, y no debería ser esa nuestra intención, desde luego.
Más allá de esto, debemos saber qué fotos subir, y es que no es lo mismo colgar la típica foto del desayuno de churros con chocolate de los domingos, a visitar el mejor restaurante de grill de la ciudad y subir un espectacular costillar que haga que todos babeen nada más ver la foto en nuestra cuenta. Algo también muy importante, sobre todo si queremos llegar a más gente, es utilizar correctamente los hastag, que son esas palabras que van en la fotografía, después de la descripción, y siempre con la almohadilla por delante (#). Los hastag de moda nos servirán para encontrar las tendencias de Instagram en ese momento y saber de qué está hablando la gente, para poder tener más éxito con nuestras fotos. Y no temas por poner muchos hastags, porque hay publicaciones con decenas de ellos, que han servido para que mucha gente conozca esas cuentas.
Errores a evitar
De la misma forma que hay trucos para conseguir que nuestras fotos salgan lo mejor posible, también hay errores claros que hemos de intentar evitar a toda costa. El primero de ellos, elegir un mal plato para fotografiar. Al fin y al cabo, en Instagram se buscan fotos espectaculares, bonitas y que provoquen esa sensación de envidia en los demás cuando vean la foto en nuestra cuenta. Es más probable que lo consigamos con un buen chuletón que con una simple tapa de ensaladilla, por ejemplo. La iluminación también es imprescindible para conseguir una buena fotografía, así en general, y para las fotos de comida en particular, porque harán que parezcan más profesionales e incluso que la comida salga más apetecible. Es por eso que debemos saber buscar el mejor ángulo para la luz.
Y de la misma manera, no podemos hacer la foto en una perspectiva extraña. De hecho, lo habitual es hacer estas fotos con el teléfono apaisado, es decir, en horizontal, jamás en vertical. El encuadre, igualmente, debe ser el correcto para que el plato aparezca centrado, a no ser que busquemos otro tipo de composición para la fotografía. Nos aseguraremos de que el plato esté impecable antes de hacer la fotografía, y de que todo el entorno, incluyendo las servilletas, los cubiertos y demás, estén igualmente impecables para que no rompan la consonancia de la fotografía. Pueden parecer detalles pequeños y poco importantes, pero si de verdad queremos destacar en el mundo de la fotografía de comida, hemos de prestar atención a todo esto para poder estar a la altura de los foodstagramers más conocidos.